Caracas, 5 de noviembre de 2017
Samuel Huntington, llama como “tercera ola de democratización” al período comprendido entre los años 1974 y 1990. Durante el mismo, muchos países pudieron salir de la esfera soviética, y también de la norteamericana. Los primeros debido a la desintegración de la misma. Los segundos por la pérdida de interés de EEUU en seguir apoyando a las dictaduras de derecha. En cualquier caso, un giro mundial que cambió el balance y favoreció al sistema imperante hoy en día: la democracia.
El récipe para la democracia no es seguir el ejemplo ajeno
Caso: Chile
La dictadura instaurada por Augusto Pinochet duraría aproximadamente 17 años. La misma terminaría en el año 1988 mediante un plebiscito que dejaría electo a Patricio Aylwin como nuevo ocupante de La Moneda. Este caso de democratización, es visto por los estudiosos de las ciencias políticas como un ejemplo exitoso de transición a la democracia. Luego de años de férrea dictadura, miles de muertos, desaparecidos y torturados, el poder era transferido pacíficamente. Jan Torell (2010) menciona 5 teorías de democratización, de las cuales 4 parecen haberse dado para alcanzar la democracia en Chile:
1. Economía
La democratización puede ser producto de un crecimiento y modernización de la economía de un país. Mientras más moderno sea el país, más probabilidad de democracia existirá. En el caso chileno, las políticas macroeconómicas de Pinochet hicieron que el país tuviera una exitosa recuperación luego del colapso del año 82. En este año, el PIB anual se encontraba en un -26% y, para el año 88, en 15,6%
Al respecto, Edgardo Boeninger, importante artífice que la democracia chilena, dirá que los “avances en el campo de la economía ayudaron a la negociación política”, tanto así que se llegaría a un consenso entre las fuerzas democráticas para acordar que la economía de mercado era la que debía de subsistir en los años venideros a la transición. Todo esto con la intención de generar confianza en los empresarios y en la ciudadanía en general.
2. Movilizaciones
Durante el año 82-84, hubo una serie de protestas debido a la fuerte crisis económica ya mencionada. Incluso, la Iglesia Católica, se unió a las mismas durante su momento más álgido: el 83. Estas olas de protestas llevaron a una apertura política “irreversible” (de acuerdo con el mismo Boeninger), ya que los partidos políticos fueron lo suficientemente hábiles para capitalizar el descontento social y sumarlo a sus filas como futuros votantes.
3. Élites
Cuando los chilenos votaron masivamente en el año 88, se debió a un acuerdo entre élites de establecer un proceso electoral libre, limpio y transparente. Más de 7 millones se inscribieron en el registro electoral y las Fuerzas Armadas no intervendrían en el resultado. La democracia se estaba recuperando.
4. Presión internacional
Si bien en el año 73 Nixon había sido promotor del golpe de Estado en Chile, para el año 88, el Embajador Norteamericano Harry Barnes, era valioso aliado para el conglomerado opositor. La guerra fría había acabado y la amenaza del comunismo cesado con ella, ahora las organizaciones como la NED y la NDI podrían actuar libremente.
Caso: Venezuela
En un artículo anterior dije que Venezuela no es una democracia plena, ni una dictadura confesa. Por ello, aplicar las teorías de democratización parece pertinente en este aspecto.
Lamentablemente, el primer punto, no formará parte de la ecuación, ya que vivimos la peor crisis económica de nuestra historia contemporánea. En el segundo aspecto (movilizaciones), podemos apreciar como la dirigencia opositora no ha podido capitalizar las masas en descontento. Esto nos llevaría al tercer problema (élites), ya que no se podrá ser vocero (ni mucho menos negociador) de algo sobre lo cual se carece de liderazgo. Y, por último, la Presión internacional, pareciera estar jugando un rol adverso, puesto que la agresión directa es mal recibida por el gobierno, lo que genera que se endurezca políticamente.
Es por ello que cada quien ha de asumir su rol. En Chile lo entendieron así. El récipe para la democracia no es seguir el ejemplo ajeno, sino entender cual ha de ser nuestro papel para llegar a aquel fin deseado: la convivencia democrática.
@NelsonTRangel