Caracas, 8 de abril de 2018
Óbidos es una pequeña ciudad medieval portuguesa situada a unos 80km de Lisboa. Lo impresionante de ella, es que representa, a primera vista, una fortificación estancada en el tiempo. Sin irnos muy lejos, tan solo nos bastará con observar sus murallas, que datan del siglo XIV, las cuales se encuentran perfectamente firmes y erguidas. Es decir, Óbidos es una ciudad medieval en la actualidad, un pequeñísimo bastión que se encarga de recordarnos permanentemente del pasado.
Venezuela no ha seguido el ejemplo de la pequeña ciudad lusa. Históricamente, gobernante tras gobernante, se ha encargado de destruir la construcción del ayer.
La suerte de la mayoría de las ciudades medievales no fue la de Óbidos. Muchas de ellas fueron destruidas por las espadas o por la desidia del tiempo. Además, muchas murallas fueron derribadas -como en el caso de Barcelona- para purificar el aire de la urbe. Con Óbidos esto no fue necesario. Su posición geográfica sobre una colina, la convierte entera en un pulmón vegetal, rodeada de naturaleza y vistas panorámicas, permitiéndole conservar su longeva arquitectura. De ahí que podemos decir que conserva intacto su nombre: Óbidos. El cual proviene del latín oppidum, que significa ciudad fortificada.
Ahora, más allá de esto, lo interesante de esta ciudad, es que hacemos referencia a un producto de varias civilizaciones. Celtas, fueron los primeros que habitaron su territorio, por allá en el 300 a.C. Otros arqueólogos aseguran que también abarcó un asentamiento fenicio. El caso es que pasaría a formar parte del satélite romano, luego moro y, finalmente, lusitano. Este último, siendo así desde principios del siglo XII, y permaneciendo intacta bajo poderío portugués hasta nuestros días.
De hecho, la Vila das Rainhas (Villa de las Reinas), como también es conocida, es ofrecida en tributo por el Rey Don Dinis a su esposa Doña Isabel en el año 1282. Desde entonces (y durante siglos), la regencia de dicho sitio pasará a ser responsabilidad directa de mujeres. Práctica que se mantendrá hasta el año 1834, haciendo de Óbidos una ciudad pionera por su manejo mediante manos femeninas. Así, conservando una belleza inusual que solo será posible a través del tacto de una mujer.
Esta es, grosso modo, la historia de esta pequeña ciudad. Tiene menos de 4000 habitantes y un turismo gigantesco seducido por sus murallas. Es difícil determinar qué tipo de arquitectura se encuentra en ella. La misma es un crisol de razas, de culturas. Ha sido cuna de varias civilizaciones, las cuales han respetado a su antepasada. Ninguna ha destruido lo anterior, sino que ampliado y construido a su lado. Esto, no solo nos da una riqueza histórica tremenda, sino que nos arroja una enseñanza humana por el respeto a nuestros antepasados.
Es imposible decir que la ciudad fue heredada de una cultura a otra. Guerras y disputas se encargaron de trasladar su pertenencia entre reyes y gobernantes. No obstante, esto no fue óbice para que se dejara de apreciar la belleza de lo anterior. Se mantuvo el pasado, considerando que era parte del futuro. El resultado es hoy en día apreciable: una ciudad estancada en el tiempo que sobrevive a más de dos mil años de historia, de forma pulcra e intacta. Es por ello que resulta un ejemplo para la humanidad. Óbidos debería de ser una guía para lo que se quiera construir. Saber que respetar el pasado es necesario para progresar. Dejar de tumbar estatuas y desmoronar cimientos antiguos, ya que un pueblo es su historia y, pese a que la queramos cambiar, el pasado no pretende irse a ningún lado.
Venezuela no ha seguido el ejemplo de la pequeña ciudad lusa. Históricamente, gobernante tras gobernante, se ha encargado de destruir la construcción del ayer. No sólo desde el punto de vista de edificaciones e infraestructura, sino desde el aspecto más esencial de todos: el ordenamiento jurídico. De ejemplo, la constitución. Hasta ahora hemos tenido 26, con una vigésima séptima en camino. Las cuales, más que pensar en el futuro, parecieran que se estancan en el futuro egoísta del gobernante. O, como diría el Profesor Arráiz Lucca, han servido como traje a medida del hegemón de turno. Sin pensar en nuestra historia, sin seguir el ejemplo de la Villa de las Reinas.
@NelsonTRangel
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