Caracas, 11 de noviembre de 2018

 

Llegará el momento, espero que más temprano que tarde, en que tengamos que reconciliarnos como país. Quizá ahora se vea como un futuro muy distante, ya que no existen indicios de que nos hayamos encaminado en el sendero de la reconciliación, pero hay que aspirar -y trabajar- para que los venezolanos nos volvamos a sentir como una sola nación. Más allá de los cantos, colores o consignas, debemos recordar que somos una misma familia, la cual, como todas, puede tener diferencias internas sin necesidad de ser totalmente disfuncional. Ya que en la diversidad está la riqueza, en el disenso el aprendizaje y en el diálogo la política.

En este tema no estamos solos. Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo, atraviesa una polarización peligrosa. En las últimas elecciones presidenciales -las que ganó Trump- se reveló que nadie escapa del discurso populista, y que hasta los más fuertes se pueden tambalear en sus principios. Un país que fue concebido como un crisol de razas, de culturas, de migración, se encuentra entrampado por el debate de la xenofobia racista, que a ninguna parte buena los llevará.

“(…) el debate político de hoy en día no acepta matices, pese a estar lleno de ellas”.

Esta semana se celebraron unas importantes elecciones en ese país. Se escogieron 36 gobernadores, 35 senadores y 435 diputados, en un magno proceso electoral que fue visto como un plebiscito al Presidente Trump. La campaña estuvo dura, ya que se gestó justo a la mitad del término presidencial, y fue vendida bajo el mismo discurso polarizador; el cual va -después de que Trump entrara en el escenario de la política- mucho más allá de Republicanos y Demócratas, ahora siendo una lucha ideológica que es presentada como esencial para la supervivencia del país.

Y es que el debate político de hoy en día no acepta matices, pese a estar lleno de ellas. En Venezuela, por ejemplo, dejó de existir hace tiempo una mayoría real. Si bien esto resultaría sano para cualquier democracia que busque desinflamar su polarización, las mayorías dejaron de existir en el peor momento posible. Mientras más se necesita de un grupo cohesionado opositor que haga contrapeso al gobierno de dos décadas, se ha abierto un abanico de pequeños grupos que están más concentrados carcomiéndose entre sí. En consecuencia, gobierna la minoría más grande, mientras las otras divagan perdidas sin poder coexistir.

España es otro ejemplo interesante de necesidad reconciliadora. En su caso, luchan tanto con su presente como con su pasado. Luego de la guerra civil, la reconciliación post-franquista fue exitosa. Se constituyó una democracia funcional bajo la imagen de una monarquía parlamentaria. No obstante, los fantasmas siguen al asecho y la figura de Franco sigue tras aquellos que no logran superar el pasado. No obstante, al parecer algunos españoles consideran que el espíritu del dictador los sigue perturbando, principalmente porque sus restos reposan en el lugar equivocado. El Valle de los Caídos -en donde actualmente se encuentra enterrado- es un impresionante mausoleo que fue construido por Franco para homenajear a aquellos que cayeron “por Dios y por España”. Ahora, el Congreso aprobó la exhumación de sus restos y aún se debe decidir sobre el sitio a dónde serán trasladados.

La Catedral de La Almudena ha sonado como opción, lo que ha generado indignación de parte de algunos que creen que eso lo único que hace es acercar a Franco más a Madrid. No obstante, los que están en desacuerdo con la exhumación lo hacen bajo el razonamiento de que Franco es tema pasado y que en nada afectará al futuro qué cosa se haga con sus restos.

Mientras el debate prosigue, esta semana la tumba del dictador amaneció pintada -de rojo- con una paloma y un “Por la libertad”. El autor de este dibujo ha declarado lo siguiente: “Yo mismo vengo de abuelos implicados en los dos bandos y tengo la idea de que esto ayude a cerrar la herida que mucha gente guarda en sus corazones”. En las palabras de esta persona hay lucidez. Todos los que hemos vivido un conflicto fratricida “venimos de abuelos de los bandos”, y usar esto para odiarnos resulta un tremendo sinsentido. Espero que en Venezuela lo logremos entender.

 

@NelsonTRangel

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