Caracas, 16 de diciembre de 2018
Winston Churchill fue un hombre que no requiere introducciones. Todos sabemos sus méritos como estadista y su importancia durante la Segunda Guerra Mundial. Pensar en esa guerra, y en los ingleses, es pensar directamente en la conducción que le aportó Churchill al conflicto. Sobre él, mucho se ha escrito. Y su libro sobre la Segunda Guerra es una excelente fuente primaria que recomiendo leer. Además, la última producción cinematográfica que lo representa, La Hora más oscura (Joe Wright), es una maravillosa pieza de cine que también exhorto ver. Gary Oldman protagonizó al Primer Ministro inglés durante un período no mayor de un mes (mayo-junio 1940). Y en 125 minutos lograron condesar la angustia vivida en ese momento, enfocándose en suculentos detalles, procurando no dejar nada fuera.
Algo que no muestra la película (debido al período en que se enfoca) es la victoria aliada sobre la Alemania Nazi. De los registros fotográficos más emblemáticos de la época nos quedan las fotos tomadas en Teherán (1943) y Yalta (1945). Ambas recuerdan a los llamados: “Tres grandes”; Stalin (URSS), Roosevelt (EEUU) y Churchill (RU). No obstante, existe otra conferencia igual de importante, la de Postdam (agosto 1945), en donde los tres fotografiados cambian, ahora teniendo a Truman (EEUU), Attlee (RU) y siempre Stalin (URSS).
En el caso de Stalin resulta normal su perpetua aparición. La URSS, carecía de alternabilidad y los mandatarios eran dictadores vitalicios. Por su parte, Roosevelt había muerto en abril del 45, por lo que el vicepresidente Harry Truman tomó posesión; primero como presidente provisional y luego como presidente electo. No obstante, la aparición de Attlee y la ausencia de Churchill era de distinta naturaleza. El antiguo Primer Ministro inglés se había postulado para una relección y la había perdido. Pese a tener un masivo apoyo popular y pese ser el gran héroe inglés de la SGM, la democracia en su país lo recompensó no eligiéndolo nuevamente en el cargo. Y, si bien la democracia inglesa no funciona exactamente así, la masiva victoria del Partido Laborista se traduciría en la elección de un nuevo Primer Ministro, Clement Attlee.
(…) la democracia no es buena para todo, y a veces se sabe equivocar.
Hay muchos análisis de la época que explican la derrota del Partido Conservador en esas elecciones. Todas confirman que el voto no fue en contra de Churchill, sino en contra de su partido. Pese a ello, el Primer Ministro lo vio como un duro golpe en medio de un sistema que, según sus propias palabras, “era el menos malo de los sistemas políticos”. Siendo ese el único consuelo que nos puede quedar de un caso así. Nos guste o no, la democracia es buena y mala a su vez. Justa e injusta. Racional e irracional. Pero sigue siendo el sistema preferido por nosotros, al menos hasta el momento.
En Bolivia ha sucedido una cosa contraria. La semana pasada la Corte Electoral del país aprobó que el Presidente Evo Morales aspirara a un cuarto término presidencial, pese a que la Constitución fuese clara al respecto. En su artículo número 168 reza que tanto los Presidentes como los Vicepresidentes: “(…) pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua”. Además, en un referéndum constitucional en 2016 se preguntó “¿Usted está de acuerdo con la reforma del artículo 168 de la Constitución Política del Estado para que la presidente o presidente y la vicepresidenta o vicepresidente del Estado puedan ser reelectas o reelectos por dos veces de manera continua?” siendo la respuesta mayoritaria “No”.
Ya dijimos que la democracia no es buena para todo, y a veces se sabe equivocar. Pero no podemos apegarnos a ella solo cuando nos conviene e ignorarla cuando no. Por eso una democracia será tan fuerte como su institucionalidad se lo permita. Porque, al final, si le dejamos a un hombre la capacidad absoluta de decidir sobre los designios de un país entero, caerá rápidamente en el vórtice de la ambición. Y si no respetamos los parámetros mínimos del juego democrático, abstengámonos entonces a usar esa palabra. Ya que la democracia no es algo que se invoca solo en el discurso, sino también en los actos.
@NelsonTRangel
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