Caracas, 17 de marzo de 2019

  

Entre los dilemas existenciales hay unos más famosos que otros. Me atrevería a decir que, el más popular de todos, es aquel que busca explicar el origen del universo a través de huevos y gallinas. Otro, bastante interesante y discutido, pregunta ¿qué vino primero, la economía o la política? Y, dependiendo a quien se le pregunte, las respuestas estarán seguramente sesgadas.

Por lo general los políticos tienden a subestimar a los economistas y vice versa. Por ende, si nos atreviésemos a preguntarle a un economista la querella, seguramente responderá sin titubeos: la economía llegó primero. No soy economista, y muy lejos me encuentro de querer ejercer esa profesión. Tampoco soy politólogo, pese a permitirme ciertos comentarios en el campo. Pero puedo decir, al menos sin sesgos provenientes de la academia, que la economía seguramente vino primero, aunque no viviese sola por mucho tiempo. Ya que apenas se genere un intercambio comercial, las reglas entorno a él surgirán con segura inmediatez.

Miles de años más tarde y luego de una maduración social, la pregunta retorna reinventada. Las integraciones regionales han demostrado ser eficaces cuando inician desde el punto de vista comercial, para luego abarcar el espectro político. La Unión Europea es, quizá, el ejemplo más brillante de nuestros tiempos. Países que por siglos se encontraron en guerra, demostraron una capacidad de convivencia milagrosa. Hoy, fuertemente amenazada por aquellos que buscan su desintegración, pensando bajo un discurso populista y peligroso.

¿Quién en Venezuela podría estar pensando en alguna integración regional?

A propósito de ello, esto semana Teresa May perdió, una vez más, ante el Parlamento su propuesta del Brexit. Al respecto, si llega la susodicha fecha y aún Reino Unido no tiene acuerdo interno, podría pedir una prórroga hasta mayo. No obstante, Emmanuel Macron ya se adelantó, y le recordó a los ingleses que, en caso de solicitar una, tiene que estar bien justificada para su aprobación. Y, de no otorgarse, el Reino Unido se tendrá que retirar sin acuerdo, lo que pronostica una fuerte crisis económica en el país.

Ahora, volviendo a las integraciones, tenemos también aquellas políticas. Al comienzo, parecen demostrar fortaleza, ya que la unificación se da por un interés más ideológico que fáctico. Un viejo ejemplo podría ser (Gran) Colombia; que más que una integración, proyectaba la plena creación de un nuevo Estado. Otro más preciso es UNASUR, que si bien representa una gran idea, sus fundadores se encargaron de politizarla al punto de no garantizar su permanencia a largo plazo. La hybrisde los gobernantes de turno suele actuar así. No visualizan el futuro y se enfrascan en lo inmediato. Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Paraguay, Ecuador y Perú ya han abandonado el organismo regional, quedando solo 5 de los 12 países que alguna vez lo conformaron.

Comparando las dos iniciativas unificadoras (la UE y UNASUR) surgen ciertas inquietudes evidentes. América Latina, con un mismo idioma, historia y cultura, no ha sido capaz de generar una unidad regional. Por su parte, la Unión Europea, teniendo 24 idiomas oficiales (sin contar la cantidad de dialectos que se hablan en cada país), representa un ejemplo para la humanidad. Siendo una justificación usual decir que América es mucho más joven que Europa, por lo que necesita unos siglos adicionales para lograr el mismo nivel integración. Este argumento, que carece de sustento, resulta una justificación ridícula que evita enfocarse en el punto real.

Por su parte, MERCOSUR parece ser el único experimento exitoso regional. Hasta ahora, es el organismo de integración más eficaz que poseemos, por lo que se le ha de apostar a su prosperidad. Pese a que primero debamos empezar por casa, ya que ¿quién en Venezuela podría estar pensando en alguna integración regional? Cuando, al contrario, las penurias que se viven son tan dramáticas que nos hacen sentir sumidos en un oscurantismo (metafórico y literal) del que parecemos no progresar. Generando, incluso, una desintegración nacional.

  

@NelsonTRangel

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