Caracas, 31 de marzo de 2019

 

La figura de Hernán Cortés despierta pasiones en México. Es una figura que representa la máxima expresión del colonialismo español, que arrasó con las civilizaciones previas dejando que el encuentro de dos mundos se formase por medio de una amalgama natural: la prevalencia del más fuerte y la absorción del débil. México (y toda Latinoamérica) es eso: un crisol de razas producto de varias culturas americana, europea y africana.

Las injusticias que se pudieron cometer en aquel entonces no son discutibles. De hecho, cualquier evento histórico similar ha tenido las mismas consecuencias. Me gusta el ejemplo de Roma, aquella otrora imperial, que acabó con múltiples civilizaciones dejando solamente el recuerdo. Los Etruscos, por ejemplo, son un pueblo que borraron de la faz de la tierra, pese a que algunos lograron mezclarse en la sociedad romana -pasando a ser parte de ellos- y no más de su antigua civilización. Así, Roma es otro ejemplo de ese crisol de razas, similar al que se dio a partir del siglo XV en América. Tanto así que para su final, lo único romano que tenían era su nombre.

La historia podría ser una herramienta útil para el presente, siempre y cuando se evite vanagloriarse de los antepasados, una práctica tristemente usada.

Evidentemente, en un evento tan antiguo no se puede rastrear ni a quien culpar ni con quien redimirse. Lo mismo resulta con la conquista española -500 años atrás-, ya que los habitantes del pasado no son los mismos del presente. No obstante, la historia podría ser una herramienta útil para el presente, siempre y cuando se evite vanagloriarse de los antepasados, una práctica tristemente usada.

Un ejemplo de mala implementación de la historia lo tuvimos esta semana con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Le ha bastado poco tiempo en la máxima magistratura de su país para demostrar su fobia hacia España. Primero durante la visita del Presidente Pedro Sánchez a México, en donde López Obrador fue traicionero en sus declaraciones, públicas y críticas, en donde arremetía discretamente contra su homólogo que se mantenía a su lado. Luego, mucho más directo, por medio de una misiva que envío tanto al Rey Felipe VI, como también a su Santidad Papa Francisco, en donde exigía disculpas por lo ocurrido durante la conquista.

Por su parte, el contraste, lo tenemos justamente en la respuesta del Canciller Español, Josep Borrell: “España no va a presentar esas extemporáneas disculpas que se piden (…) de la misma manera que no vamos a pedir a la República Francesa que presente disculpas por lo que hicieron los soldados de Napoleón cuando invadieron España. O los franceses no van a pedir disculpas a los italianos por las conquista de las Galias por Julio César”. Demostrando así un ejemplo positivo de utilización de la historia.

En Venezuela no estamos exentos de esto. El hacer una lectura incorrecta de la historia nos ha llevado a creernos algo que no somos. Pensamos ser los herederos de una gloria pasada, que nos hace merecedores de aquellas futuras. Lo mismo le sucede a los italianos, pero de manera más dramática. Nuestra “gloria” no dista de mucho tiempo atrás -poco más de dos siglos-, en cambio, aquellos que habitan en Roma piensan ser herederos directos de Augusto, quien vivió hace 2000 años.

Lo comentaba antes, a Roma de romano solo le queda su nombre. A México, de Azteca, solo el recuerdo. A España, de colonizador, solo la universalización del lenguaje. Y a Venezuela, de Libertador, solo la espada y la tumba de Bolívar. De resto, es de necios querer pelear con fantasmas pasados, pensando que los del presente tengan responsabilidad al respecto. Roma, al igual que España, tuvo un rol fundamental en la creación de una nueva geopolítica mundial. Ambos antiguos imperios universalizaron la cultura: le dieron un sistema legal y un idioma en común, que ayudaron a globalizar al mundo. Hoy, somos producto de eso. Un mundo hijo de la colonización que tiene que aprender a aceptar su presente sin buscar trasnochos en el pasado. Pretender lo contrario, es leer la historia al revés.

 

@NelsonTRangel

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