Caracas, 14 de abril de 2019
El Reino Unido pidió el Brexit, pero no tiene idea de cómo concretarlo. La Primer Ministro, Theresa May, juega desesperada pensando en pasar a la historia. Quizá no de manera heroica, pero simplemente por no dejar un impacto negativo y permanente en su nombre. Su único proyecto: llevar a cabo la voluntad popular expresada en el referéndum de hace 3 años: salir de la Unión Europea. No obstante, las trabas las tiene en casa, y no fuera. Ya que el parlamento inglés no se lo deja fácil, habiéndole ya rechazado varias propuestas a la Premier Británica.
El problema con los referéndum es la manera en cómo se llevan a cabo. En este caso, el orden de los factores sí altera el producto. Si un referéndum es utilizado para aprobar un proyecto previamente estudiado y acordado por la clase dirigente política, entonces será efectivo. Pero, si lo hacemos al revés, y usamos el mecanismo para decidir sobre el proyecto político sin si quiera haberlo previamente valorado, entonces tendremos la receta de un desastre. Esta es la calamidad actual de los ingleses, y la carga que tendrá que soportar David Cameron -como también todos los (i)responsables- por el resto de su vida. Inglaterra se precipitó y falló. Hubo un error de cálculo en la clase dirigente y ahora no saben cómo lidiar con el problema. La fecha inicial de su retirada era el 29 de marzo. Luego, encontraron un nuevo plazo hasta el 12 de abril. Posteriormente hasta el 30 de junio y, después de mucho rogarle a París y Berlín, se llegó a la fecha tope del 31 de octubre, con la opción de retirarse antes en caso de lograr el apoyo de los Comunes.
Este Halloween será especialmente tenebroso para los europeos, quienes experimentarán el cisma más grande que han tenido este milenio.
“Los británicos creen estar haciendo historica y sólo hacen el ridículo”, escribe Màrius Carol. En contraste con la Unión Europea que sí se ha comportado de manera estelar. Y en un futuro nadie podrá decir qué fue por falta de entendimiento europeo que el Reino Unido no haya logrado salir antes. De hecho, los británicos esto lo saben, y tanto los “anti” cómo los “pro” Brexit han manifestado un descontento tenaz contra sus políticos. Los primeros por haber cometido un error histórico; los segundos por no terminar de materializarlo.
El Brexit es un hecho, pese a que el gobierno esté en la capacidad de cancelarlo. De hacer lo último, le garantizaría una estabilidad financiera a los ingleses y les ahorraría una crisis innecesaria, pero a un alto costo. Si el 10 de Downing Street decide irrespetar la voluntad expresada en urnas, estaría violentando la democracia y fijando un precedente difícil de corregir. Es por ello que May se encuentra acorralada. Cualquier decisión que tome le pasará una costosa factura. Consciente de ello, no pretende gobernar más allá de cuando se materialice la salida de la Unión Europea.
La nueva fecha para el Brexit coincide con muchas cosas. Una de ellas, el nacimiento, en 1795, del poeta romántico inglés John Keats. Quién, pese a haber nacido en Londres, murió en Roma. Su traslado a la capital italiana (que en ese entonces no lo era) se debió a problemas tanto de salud como económicos. “La Ciudad Eterna” es soleada, Londres gris y lluviosa. Pero, además, debía escapar de los acreedores ingleses, ubicando su nuevo domicilio en la Plaza de España, Roma. Keats, es responsable de la frase: “Nada es real hasta que se experimenta”, la cual bien podría ser el slogan perfecto para el Brexit, o el título que llevará la tragicomedia una vez conclusa.
Irónicamente, la fecha de salida coincide también con noche de brujas, día en que celebran nuestros miedos. Quizá, nunca hubo mejor fecha para este evento, ya que promete ser todo menos positivo. Este Halloween será especialmente tenebroso para los europeos, quienes experimentarán el cisma más grande que han tenido este milenio. Y, pese a que se creyó que el Brexit abriría una puerta rupturista en la Unión, parece más bien que su ejemplo solo deja la enseñanza de aquello que no debemos hacer. Lástima que Reino Unido, una vez un modelo mundial, haya desilusionado de esta manera. Los tiempos cambian, y los países también.
@NelsonTRangel
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