Caracas, 21 de Julio de 2019

 

Los museos interactivos para niños son de las mejores invenciones didácticas destinada a la formación de los infantes. Son el slogan “aprender divirtiéndose” en su mejor expresión, por lo que toda sociedad debería de darle prioridad a uno. Cada gran ciudad cuenta con el suyo: Barcelona tiene el Cosmo Caixa, Milán el Museo Nazionale della Scienza e Teconologia Leonardo Da Vinci. Indianapolis el Children’s Museum, mientras que los británicos el Eureka! Ubicado en Halifax. Mientras que nosotros, los caraqueños, no tenemos nada que envidiar: el Museo de los Niños en Parque Central es realmente una joya.

Recuerdo, nostálgicamente, mis tardes en el museo. Iba con frecuencia, me llevaba mi tía, era de los paseos más maravillosos. Tan bien quedó plasmado en mi memoria el recuerdo que podría jurar que nuestro Museo de los Niños supera a cualquiera de los otros ante mencionados; así esto no sea cierto, y se trate de un mero espejismo producto del recuerdo de mi niñez. Sin embargo, gracias a él conocí la importancia de estos museos didácticos: son una vacuna, disfrazada de golosina, contra la ignorancia y la violencia.

Sabemos que el vandalismo es un mal producto de dos patologías: la necesidad y la ignorancia.

Debido a mis magníficos recuerdos y a la importancia que le veo al Museo, resisto a pensar que la crisis lo haya azotado. Soy consciente de que el desastre no sabe excluir, pero no he tenido la valentía de volver al templo donde forjé hermosos momentos, por miedo a que su destrucción desconsuele irreparablemente los recuerdos de mi juventud. Pese a ello, esta semana una noticia no pudo escapar mi atención: el museo había quedado a oscuras debido al robo de unos cables de alta tensión. El comunicado completo decía lo siguiente: “El Museo de los Niños ha sido víctima del vandalismo: desde el domingo los niños no han podido disfrutar de SU Museo porque alguien sustrajo tres cables de alta tensión que suministran la electricidad a las exhibiciones. Son cables muy costosos y no es fácil su adquisición”.

Sabemos que el vandalismo es un mal producto de dos patologías: la necesidad y la ignorancia. Es cíclico, además, porque ataca incluso a la medicina que lo puede prevenir. En el caso del Museo de los Niños lo vemos claramente: cercenamos la posibilidad que tienen los infantes de culturizarse y los exponemos al ocio que, empleado de mala forma, puede ser un arma destructiva para la sociedad. Además, el desafortunado evento se da días antes (pero también se extenderá hasta después) del 21 de julio, día de los niños en Venezuela.

Educación y crimen

Está comprobado que el crimen no se combate eficientemente con más policías o más presos. De hecho, combatir la violencia con violencia no aporta buenos resultados. El crimen se combate efectivamente con educación. Este punto es especialmente preocupante en nuestro país y se puede apreciar en el informe sobre Venezuela publicado por la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Ahí, entre otras cosas, menciona un “deterioro del sistema de educación”. Ya que la educación por sí sola no basta, sino que ha de ser también de calidad. Esto último se puede ver con mayor profundidad en Better Schools, Less Crime? De David J. Deming.

El informe no fue bien recibido por el gobierno, pese a no haber revelado nada que no se pueda percibir en la calle. De hecho, otro dato alarmante que tiene una consecuencia directa con la deserción escolar (ergo, el crimen) es la escasez de hasta el “100 por ciento” de anticonceptivos, lo que ha “incrementado en un 65 por ciento” la tasa de embarazos en adolescentes desde el año 2015. “Esto impacta el derecho de las niñas a la educación, ya que los embarazos son el motivo principal de la deserción escolar entre las adolescentes”. En un país donde, por cierto, el aborto es ilegal.

El caso del museo es solo otro ejemplo de ello, un agravante más en la formación de la población. Un museo para los niños no es otra cosa que la extensión del aula escolar. Y, al apagarse, se apagan también oportunidades de crecimiento académico. Esperemos que el Museo logre recuperar su luz, al igual que el resto del país.

 

@NelsonTRangel

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