Caracas, 24 de noviembre de 2019
Era diciembre 2014, la niebla de invierno lombarda abrazaba la zona de la Brianza. El panettone, ya formaba parte de los desayunos y la polenta se servía para calentar los estómagos. Los cines estaban por estrenar su especial de navidad: cinepanettone, la tradición de películas cómicas que cada año se repite con la misma pareja de actores: Boldi-De Sica.
El frío húmedo de la zona norte de Italia era también difícil de ignorar: penetraba la piel y se alojaba en los huesos. Las luces de la zona hacían eco en el paisaje cubierto por la ya mencionada niebla; mientras que la campaña inclemente, intransitable, espesa como sí misma, se veía tanto inmaculada en el fondo. En fin, son días de alegría, pese a que el clima nos sugiera lo contrario.
Afrim, vivió estas navidades de otra manera. El padre, oriundo de Albania, regresaba a su casa luego de un extenso día de trabajo. Su felicidad lo esperaba: su esposa e hijos. Ese día, no obstante, lo sorprende la ausencia de su mujer y Alvin, su pequeño de 6 años. Extrañado, comienza a buscarlos. Miles de teorías pueden perturbar su cabeza, pero la última, la más extrema de todas, la que jamás se hubiera imaginado, era la responsable de su desaparición: su esposa, musulmana de religión, se había unido al Estado Islámico y decidió partir, llevándose al hijo, para combatir en primera fila.
Periodismo heróico
Esta historia es real, pese a que parezca una novela bien escrita. La vida puede sorprenderte y el mundo puede cambiarte sin preaviso. Afrim, sin saber qué hacer, luego de agotar las vías oficiales decide contactar a un grupo de periodistas llamados Le Iene (Las hienas). Estos, que se dedican de fondo a cada caso que les llega, se propusieron restituir a Alvin. Una empresa a todas luces imposible.
El tiempo será el único capaz de compensar las ausencias en un caso tan conmovedor
Tuve que verlo para creerlo. Estos periodistas no solo lograron dar con el paradero del muchacho, sino que se embarcaron en una verdadera odisea para rescatarlo. Con el padre a bordo, volaron al campo de Al Hol, en territorio kurdo-siriano, muy cerca de Turquía. Este campo es una enorme prisión, llena de las mujeres de ex combatientes del EI. Demás está decir que los peligros, dentro y fuera del mismo, son inimaginables.
Al final lograron entrar en pleno corazón. Y, con tan solo indicios de que el muchacho se encontraba ahí, empezaron su búsqueda. Con fotos de la madre, descubrieron que la misma había muerto en un bombardeo y “Yusuf”, nuevo nombre de Alvin, deambulaba solo desde entonces. Estamos en el año 2019, 5 años después del secuestro del pequeño de ahora 11 años.
Luego de un tiempo dieron con Alvin, mientras que el padre se desmoronaba de felicidad. Lo cargan, el niño tiene un deformación en la pierna (producto del bombardeo que mató a su madre) que lo hace cojear. Afrim lo acapara, lo abraza, quiere recuperar los años perdidos junto a su hijo. Él, en cambio, con mirada vacía y perdida. ¿Qué más se le puede pedir? Habla un poco de albanés, el italiano es una lengua olvidada. Pero, una vez más, dice todo con la mirada. Una mirada que podría inspirar mil poemas; una mirada de alguien que ha visto más de cuanto muchos han logrado ver en una vida plena; una mirada que ha visto las desgracias humanas; una mirada que ha visto de frente al abismo.
Al ser una historia real no goza de solución mágica. El padre tuvo que despedirse de su hijo y partir dejándolo ahí. Mientras la amenaza turca avanzaba en territorio kurdo y la zona se calentaba cada vez más. Es un prisionero de guerra, ¿qué más se puede hacer?
La notica que les he narrado data de unos meses atrás. Sin embargo, hace dos semanas, me topé con una grata sorpresa: ¡Alvin había regresado a Italia! Casi en diciembre, es decir, casi 5 años después. La historia del padre y del hijo que se congeló durante aquellas navidades de 2014, ahora puede continuar en estas de 2019. Hay mucho por hacer, muchas deudas de amor. El tiempo será el único capaz de compensar las ausencias en un caso tan conmovedor. Que, por cierto, nos demuestra que el buen periodismo no solo es un acto de justicia, sino de heroísmo.
@NelsonTRangel
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