Caracas, 22 de marzo de 2020

 

Llegó, finalmente llegó. El Covid-19 está en nuestro país y los casos incrementan progresivamente. Se sabía que iba a llegar, era inevitable. La OMS declaró la Pandemia y su avance internacional no lo frena las fronteras. Los virus así viajan, irrespetando los confines de los Estados. Cosa que siempre ha sido de esta manera, solo que la tecnología ha apresurado la propagación. De ejemplo tenemos una originada en Asia y propagada por mercaderes italianos. Me refiero a la peste negra (siglo XIV), y no al Coronavirus. El primero se estima que mató a 1/3 de la población de Europa; el segundo, es pronto para saber.

Venezuela coronada

Ante la emergencia, la reacción tanto institucional como poblacional ha sido realmente impresionante. Con solo 2 casos confirmados, se tomaron las medidas que Italia adoptó con 8000 y España con 6000. Quizá se deba a un extremo sentido común; quizá a un reconocimiento de incapacidad para lidiar con una epidemia descontrolada. Quién sabe. Creo que los dos factores juegan su papel. Por un lado, el caso italiano nos deja enseñanzas valiosas. Lo dije en artículos anteriores: aprendamos de sus errores y virtudes en esta lucha contra el virus. España los siguió casi al pie de la letra, pero esperó demasiado para hacerlo. Ahora en Venezuela nos adelantamos y tratamos de controlar la enfermedad en su estado embrionario. Y es que, por otro lado, puede que también juegue un papel el auto reconocimiento del maltrecho sistema de salud nacional. Siendo, incluso, el agua, la primera línea de defensa contra el corona. Es decir, lavarse las manos. Y en Venezuela ese bien básico y trivial ni siquiera está garantizado.

Ahora, la respuesta poblacional también impresiona positivamente. Un país que lo banaliza todo, ha dado ejemplo de responsabilidad ante una amenaza real. Sus motivaciones son las mismas que pudo tener el gobierno: aprendizaje europeo y/o desconfianza en el propio sistema de salud. Repito, en ambos casos, la respuesta ha sido acertada y oportuna.

Población flotante

Ahora, una medida no tan afortunada la tienen quienes están en el extranjero, sin poder regresar a su país. Entre las medidas adoptadas está el impedir vuelos, cerrar fronteras. Lógico, todos lo han hecho. Pero, ¿quiénes quedan realmente fuera si se cierran las fronteras? Turistas extranjeros no serán, sino ciudadanos venezolanos que no podrán volver a casa y deberán deambular por el mundo hasta que la puerta se les abra.

Esto es grave, muy grave. Ya que no existe ninguna ventana abierta para entrar al país. Se anunció la medida y no se dio tiempo para el regreso. De hecho, cuando se vio que las personas estaban triangulando el ingreso a través de Panamá y República Dominicana, se procedió a cerrar las mismas rutas. ¿Qué país en el mundo deja afuera su población? No existe, o no debería existir. Y para muestra un botón. O varios botones, porque los últimos meses los países con una política internacional acertada y seria han hecho lo imposible para recuperar -o advertir- a sus ciudadanos bloqueados en zonas rojas. Me refiero a España, que anunció esta semana a sus ciudadanos que apuraran en regresar. Lo mismo hizo Australia. Italia, en cambio, bloqueada súbitamente, ya ha repatriado a 3000 personas.

De hecho, la noticia es tan impresionante que me llegó información consular sobre el procedimiento de retorno de alguien que se encontrase fuera. La misma, implacable: no se puede entrar. Resaltando que si un venezolano (proveniente de un país bloqueado, ejemplo: cualquiera de la Unión Europea) lograba llegar al país, se le iba a impedir la entrada y devolver. Y yo me pregunto, ¿devolver a dónde? Si Venezuela es el único sitio en donde un venezolano podría estar.

Los que estamos en cuarentana recordemos a aquellos que están flotando sin casa y sin nación. Su país les cerró la puerta y ahora divagan sin lugar de resguardo. Por mientras, una pandemia avanza y, mientras Maduro sale en cadena nacional promoviendo el mensaje #QuédateEnCasa, yo me pregunto por ellos: ¿cuál casa?

@NelsonTRangel

www.netrangel.com

nelsontrangel@gmail.com