Caracas, 5 de abril de 2020
Se pierde la noción del tiempo durante esta cuarentena. Se trata de ser proactivo y sacarle provecho a un encierre forzoso en casa. Es difícil, el humano no está diseñado para atrincherarse de esta manera, y sin fecha pautada de salida. Ese es el problema, la incertidumbre del tiempo que se desdibuja frente a una situación sin precedente. Días, semanas, meses y hasta años, se pueden requerir para volver a la normalidad. Y, cualquier intento por acelerar el paso, nos puede perjudicar. Un paso adelante en vano, nos dejará dos atrás.
Italia, abandonando el pico.
Italia, siempre Italia cuando se trata del virus. No hay país en occidente que haya estado golpeado más duramente por el Covid-19. Tampoco existe otro que se haya convertido en mayor fuente de inspiración. Me refiero a las serenatas en los balcones; acompañadas del himno cantado a todo pulmón, aplausos a los médicos, slogans como el #iorestoacasa y banderas a media asta. Toda solución se ha probado primero allí. Y es que las mencionadas, si bien no son científicas ni médicas, buscan medicar al mayor grupo poblacional afectado por esta pandemia: los atrincherados.
Y es que el humano necesita organizarse por medio de fechas para no perecer en la nefasta incertidumbre. Desde una reunión programada, hasta la reserva en un restaurante. Pasando por la fecha de nuestro cumpleaños y el vencimiento de la leche que tenemos en el frigorífero. Necesitamos de días, y este virus no nos los da. Este es el factor más angustiante de este enemigo invisible, su imprevisibilidad. Porque ataca, más allá que en nuestro sistema inmunológico, directamente en nuestra cabeza, jugando con el desespero y haciéndonos vacilar.
“Nacimos para darnos ayuda recíproca (…) por ello es contra natura actuar el uno contra el otro”.
No es poca cosa, la trinchera infinita afecta la psique y puede generar un desbalance que devenga en una consecuencia similar a la del virus. No en vano, se han tenido iniciativas psicológicas a través de Zoom, Skype y demás servicios de videoconferencia para aquellos que más necesitan ayuda en tiempos de aislamiento. Este es el reto de hoy, este es el reto como población. No solo el cumplir con nuestro papel en esta obra trágica, sino el de servir de apoyo a aquellos que se sientan solos o que tengan una situación de mayor complejidad. Esta ha de ser la naturaleza del hombre y así lo pensaba Marco Aurelio en sus Meditaciones (libro II): “Nacimos para darnos ayuda recíproca (…) por ello es contra natura actuar el uno contra el otro”. Una simple llamada en el momento oportuno, puede ayudar.
España, en la trinchera.
España evoluciona a un ritmo tan acelerado como el italiano. Quizá más, si se considera el menor tiempo que llevan en la lucha contra la pandemia. Han adoptado las mismas medidas, pero los casos se descontrolan por igual. Con un número casi idéntico tanto en víctimas, como en contagiados, el país ibérico preocupa siendo uno de los focos más importantes del virus. No es comparable con EE.UU. o China, cuya población y extensión territorial son muy superiores. Por lo que el porcentaje final no es igual de proporcional a lo que se está viviendo en los países europeos.
Por ello resulta oportuno aprender de la “Trinchera Infinita”, pero ahora haciendo referencia al título español de 2019, muy oportuno para nuestros días. Se trata de una historia real, la de Manuel Cortés, alcalde de un pequeño pueblo del sur de España que tuvo que atrincherarse por 30 años luego de que cayera la Segunda República.
Sin más spoiler, recomiendo verla en estos días. No para desesperar, sino para absorber las fuerzas que Antonio de la Torre expulsa en su estupenda actuación. Aprendamos de la templanza y poder mental que tuvo Don Manuel, y veamos que, al final del túnel, la luz del sol se vuelve más reconfortante. Porque son esas las pequeñeces que extrañamos, volviéndonos menos superficiales cuando nos damos cuenta que -parafraseando a Saint-Exupéry- lo esencial que era invisible a nuestros ojos, ahora hemos aprendido a añorarlo y no aguantamos el momento de volver a abrazarlo, como nunca antes.
@NelsonTRangel
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