Caracas, 2 de agosto de 2020
Hace algunos meses la salida del covid19 se veía como algo lejano o imposible. Incluso esta columna cayó en la desesperanza en varias oportunidades. Hicimos una comparación con el tema del VIH, que en 1984 se anunciaba una vacuna para dos años luego de la aparición de la enfermedad. Hoy, 80 millones de contagios y 39 millones de muertos después, seguimos sin dar con la cura. Por ello, caer en la desesperanza es natural, ya que en el mundo de lo inmediato, no estamos acostumbrados a esperar.
Las pandemias no son ajenas a la humanidad, más bien son cíclicas, al igual que las guerras. En el pasado, desaparecían tal cual surgían: anónimamente. No avisaban y diezmaban a la población sin piedad. Además, no duraban un par de años, sino décadas. De ejemplo hemos hablado del “sudor inglés”, que resulta tan espeluznante que hace ver al covid como un resfriado común.
A todo esto se le junta otro factor propio de nuestra época: el pesimismo. Está comprobado que la prensa se ha convertido más pesimista a lo largo del tiempo. Hay una necesidad por resaltar lo malo, manipulando lo bueno. Ante esta tendencia, ciertos medios surgen para combatir las malas noticias. Hay uno que me gusta en particular, una sección italiana del diario Corriere della Sera. Se llama Buone notizie (buenas noticias) y se dedica a ver el vaso medio lleno, y no medio vacío.
Evidentemente, resulta fácil criticar el excesivo optimismo. Incluso, de tildarlo como encubridor de la verdad. Aquí, en Venezuela, de eso conocemos; teniendo medios de comunicación públicos que venden un país que se encuentra en estado vegetal, como si tuviese una vigorosa salud. Resaltar lo bueno, es un trabajo de responsabilidad en el mundo del periodismo.
El tema con el virus resulta ambiguo. Algunos sostienen que asustar a la población es la mejor manera de prevenirla. Se reconoce que el individuo es incapaz de discernir por sí mismo y tomar las prevenciones correctas si no vive bajo el miedo. Se resaltan las muertes, antes que los curados; y los casos nuevos, antes que los activos. Es decir, vivimos en un continuo estado de ansiedad que no nos deja descansar. En esto, son responsables los medios de comunicación, que viven del drama, a costa de la salud mental.
Una luz al final del túnel
Ahora, durante las últimas dos semanas el tema del virus ha sido un poco esperanzador. Si bien los casos mundiales siguen creciendo, en Venezuela estamos en un desenfrenado incremento y en demás países que habían demostrado eficiencia ante el virus se ve un rebrote, la vacuna se vislumbra al final del túnel. Primero fue la Universidad de Oxford, que arrojó importantes resultados. Luego Moderna y Pfizer, que entran a la fase tres de prueba. Atrás no se quedan Astra Zeneca, Cansino Biologics, Sino Vach, SinoPharm, entre otras. Es decir, grandes de la industria que se discuten la vacuna más codiciada de la humanidad.
Es indudable que la filantropía no mueve esta carrera. De hecho, nunca lo ha hecho. Las guerras, sean comerciales o no, se han motivado siempre por un interés económico o militar. Así fue con la carrera del espacio, cuyos avances lograron impulsar la creación de las computadoras caseras y del internet tal y como lo conocemos. Lo que nos sugiere que, si bien una carrera puede ser muy lineal, arroja también efectos transversales que pueden beneficiar el avance de la humanidad.
El virus ha devastado el mundo, y se pronostica una crisis económica sin igual. Sin embargo, yo visualizo una aceleración de lo que igual se venía (digitalización del trabajo y de la educación, creación de nuevos empleos y eliminación de viejos) y un crecimiento más sostenible (ahora con la prueba fehaciente de nuestra huella ambiental y la forma en que puede ser revertida).
Entonces, este es mi propósito de 2020, ya que todos los demás se cayeron. Busquemos vislumbrar el futuro con el optimismo que nos exige y veamos las oportunidades, más que las improcedencias. El mundo post covid será ese futuro anhelado que esperamos. ¿Y cómo no serlo? Partimos ya de la base de que todo será más limpio y más higiénico. Para mi, eso ya es un mundo mejor.
@NelsonTRangel
nelsontrangel@gmail.com
Hace tiempo con regularidad vengo leyendo sus artículos y crecen cada vez más en calidad. Usted es un joven con un futuro político extraordinario. Le sigo.
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Estimado, disculpe mis años de retraso, no conocía esta sección de la página. Le agradezco todos los comentarios que ha hecho a lo largo del tiempo. Quiero que sepa que, así sea tarde, siempre los leo. Un gran abrazo.
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