Caracas, 16 de agosto de 2020
En ciencias políticas, existe la idea de que las guerras se dan por el control de los recursos. Puede que así sea, y los recursos hayan siempre sido el trasfondo de cada conflicto vivido por la humanidad. Por supuesto, primero pensados como “territorio” (en un mundo pre industrial, en donde más tierra implicaba progreso), luego como “ideología” y finalmente como “religión”. Estas últimas las separamos solo para diferenciar las ideologías políticas de las religiosas.
En este sentido, el petróleo, es el producto estrella al momento de justificar un bien preciado que se quiera controlar. Esto, se llama “geopolítica petrolera” y precede a las guerras de Irak e Irán. Es, de hecho, tan viejo como la utilización del crudo como principal fuente de combustible, y tema cenital en cualquier guerra, así se justifique con motivos distintos al tema petrolero.
Lo vimos durante las dos guerras mundiales, por ejemplo, y en Venezuela fuimos partícipe de ello. Tuvimos submarinos alemanes en nuestras costas hundiendo nuestros buques petroleros. O al menos uno (que es el que recuerdo), que se llamaba “Monagas”, y fue hundido a pocas millas de Paraguaná, en pleno 1942.
Ahora, si bien el petróleo sigue siendo la principal fuente de energía, las nuevas tecnologías y la tendencia Green han demostrado que, más temprano que tarde, acabará su dominio. Ante ello, y como el humano no se puede quedar quieto, se especula que la guerra será por otro recurso esencial: el agua. Y sea por una jugarreta del destino o benevolencia de la fortuna, Venezuela también tiene bastante.
La guerra por el TikTok
Lo que los politólogos no se imaginaron era que la guerra del futuro no se daría por un recurso a controlar. Tampoco por la vacuna de un virus que, a la larga, resulta en una carrera sana en favor al desarrollo tecnológico mundial. La guerra del futuro (y del presente) se daría por adolescentes que bailan de forma desenfrenada en unos micro-videos de 15 segundos al son de una música que difícilmente se puede entender; es decir, por el TikTok.
Esta plataforma ya cuenta con 800 millones de usuarios y es, a diferencia de sus más grandes competidores (Facebook, Instagram, Twitter), China. Trump, que le encanta disparar como un cowboy, ya buscó prohibirla en su país, dándole a la plataforma como única alternativa el ser vendida antes del 20 de septiembre a una compañía estadounidense.
La censura, en un país que dice ser el máximo representante de la democracia mundial, es paradójica. Cerrar una red social por considerar que “espía” a la población (exactamente lo que ya hacen todas las demás) es abuso descarado de poder. Sobre todo cuando The New York Times publicó la semana pasada un artículo en donde indica que la propia CIA asegura que no existen evidencias de que la plataforma esté siendo utilizada por los servicios de inteligencia chinos. Sin embargo, como Trump prefiere seguir con el error y dañar la reputación de un país en vez de enmendarlo y perjudicar solo la suya, las negociaciones por la venta siguen en pie. Siendo, según rumores, el principal interesado, Microsoft.
Si de algo nos podemos contentar, es que a Trump le tocó una época de relativa paz. El mismo artículo nos recuerda la posición que tuvo que tomar John F. Kennedy, de no apretar el “botón rojo” en plena tensión durante la crisis de los misiles. También mencionan a George W. Bush quien, si bien se le podría enjuiciar por los desmadres ocasionados, al menos tuvo la cortesía de no generar una lluvia nuclear en Irak.
De Trump, por su parte, no lo sabemos. Es un personaje errático, desesperado por hacer historia. Se encuentra en su laberinto, buscando el enemigo jurado que vencer. No todos los líderes lo consiguen -cosa que puede resultar una tragedia para algunos-, pero peor es conseguirlo y no saberlo reconocer. Así le ocurrió con el covid, que prefirió ignorar, para enfocarse en el TikTok. La diferencia es que la primera lleva más de 160.000 muertes, mientras que la segunda ha salvado a muchos de no perder la cabeza durante la cuarentena.
Quizá por ese motivo deba empezar a usarla.
@NelsonTRangel
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