Caracas, 14 de marzo de 2021
Mucho ha cambiado en dos años. Y no solo para los ciudadanos comunes, sino también para aquellos nobles. En ese entonces escribía sobre Markle, puesto era la celebridad del momento. Su imagen servía de renovación a una de las monarquías mas antiguas (y aún en pie) del mundo. La noticia era la boda del año (y quizá de la década), y entonces escribí:
“Casar al [entonces] Duque de Sussex con una norteamericana afrodescendiente divorciada no es cualquier cosa. A su tío bisabuelo le costó el trono el haber desposado a Wallis Simpson, quien tenía dos de esas tres características. No obstante, los tiempos cambian y la monarquía avanza, y la Reina dio su consentimiento expreso y formal mediante un documento que se utiliza desde hace varios siglos atrás; en donde todo aquel que se encuentre entre los primeros seis de la línea de sucesión (Henry siendo el sexto) ha de obtener para desposar a quien guste. Así, se junta lo que tanto fascina a la gente, las prácticas antiguas refrescadas con un aire de modernidad, lo que hace que la monarquía inglesa sea de las más estables (con más del 80% de aprobación) entre las restantes de Europa”.
Pero esa “estabilidad” que pensaba que daría Markle resultó en todo lo contrario. Esta semana salió en todos los medios (a propósito también del día de la mujer) una larga entrevista que le hizo Oprah Winfrey. Durante la misma, Markle (ya despojada de títulos nobiliarios), no escatimó en criticar a la “Firma”, como se le conoce a la monarquía inglesa. Según, la preocupación por lo “oscuro” que pudiese resultar un hijo suyo, era uno de los temas centrales de su descontento. De hecho, dentro de todas las presiones que dijo sufrir, mencionó que la idea de quitarse la vida fue siempre recurrente durante su domicilio en Kensington.
Pero el sensacionalismo de la entrevista resulta, sin duda, sospechoso. Meghan y Harry ya no recibirán los 800.000 dólares anuales para sus gastos personales. Ahora, les tocará acomodarse con sus ahorros (estimados en 10 millones de dólares, según Forbes), mientras logran generar otros ingresos. ¿El más sencillo? Hacer ruido, cosa que están sabiendo hacer. Ya con un libro publicado, un contrato con Spotify (por $15 millones) y un contrato con Netflix (por $100 millones), parece ser que la Monarquía inglesa seguirá siendo el benefactor de Harry; esta vez no de forma directa, pero indirectamente.
Y es que las dimensiones de la pareja crecieron exponencialmente. Hace dos años escribía: “la ahora duquesa de Sussex se ha convertido en una celebridad de primer orden. Antes, sólo una actriz de Hollywood de modesta fama, ahora forma parte de la élite mundial, con cobertura completa”. Esto reflejado también en su forma de generar dinero. Como actriz, amasó unos dos millones de dólares, cifra insignificante en comparación a las regalías que le generó escribir un libro hablando mal de la monarquía.
Nota al pie: Lupin
Los franceses hicieron una adaptación fresca de la famosa novela de Mauice Leblanc sobre Arsène Lupin. Esta serie, protagonizada por Omar Sy, comienza con un robo en el Louvre. El robar un museo (y sobre todo uno como el antes mencionado) parece un acto impensable. Sólo con una guerra mundial y una ocupación alemana se pudo acceder a los tesoros de la capital francesa.
Pero el error humano existe, y cuando éste se da, no se requiere del ingenio de Lupin para hacerse con el botín. El 25 de enero, el dueño de una galería de arte italiana dejó en su vehículo un cuadro de la virgen que data del siglo XVI. Se bajó unos pocos minutos, lo que le bastó a dos ladrones para forzarlo e irse con el cuadro. Ya apareció, pero la anécdota no deja de dar gracia. Lupin nunca la tuvo tan fácil.
@NelsonTRangel
nelsontrangel@gmail.com