Caracas, 5 de diciembre de 2021

De las frases que más me marcaron de la célebre novela de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, pertenece a José Arcadio Buendía, quien consideraba a la “infancia como un período de insuficiencia mental”. Por más cruda que sea la sentencia, me quedó inmediatamente grabada para siempre. Quizá se deba a que cuando leí la obra por primera vez era un infante. Quizá por la rudeza de la misma. En cualquier caso, si consideramos a la infancia como un período de “insuficiencia”, puesto que la capacidades cognitivas se están desarrollando, entonces le encontramos explicación a la sentencia. Ahora, si lo “insuficiente” es sinónimo de “tonto”, entonces José Arcadio confundía a la infancia con la adolescencia. 

Al menos esta fue la frase que me vino a la cabeza esta semana, con un video que se viralizó sobre un adolescente argentino quien, manejando de forma desenfrenada, gritaba por la ventana: “Si nos matamos, nos matamos”. El joven, evidentemente intoxicado por el alcohol -y quien sabe si otras sustancias- terminó estrellándose. Menos mal y el accidente se dio sin heridos, y todo quedó inmortalizado por su amigo que -entre risas nerviosas- le pedía que bajara la velocidad. Gracias a este video, la policía dio con el trasfondo de tan irresponsable acción, inmediatamente suspendiéndole la licencia.

El manejar rápido no es gracioso, y lo dice alguien que ha sobrevivido a varios accidentes viales. El más grave, sin ser el piloto, sin haber alcohol de por medio y, sin embargo, dejándome cicatrices de por vida. Al volante hay que tenerle respeto, no en vano son el causante de 1,3 millones de muertes cada año. Porque el argentino tuvo suerte, pero normalmente esa combinación de factores no termina bien. Lo usual es que ocurra lo que desafortunadamente le pasó a Isac Djanel Beriani, un italiano de 20 años que murió la semana pasada precisamente por manejar borracho.

Los adolescentes suelen hacer estupideces, por lo que la etapa puede resultar peligrosa de sobrevivir. Quizá por no ver las consecuencias, y buscar una gratificación inmediata. Quizá por aprobación social y temeridad en las acciones. Ahora, imagínense este otro caso: tener 23 años, encontrarse en 1992, y caer en las malas prácticas en busca de un enriquecimiento súbito. Así, otro italiano busca reinventarse, y contacta a gente en Perú para que le envíen cocaína dentro de unos libros hacia Milán. Al final, recibió 250 gramos que, al precio de hoy -y en los Estados Unidos- equivaldrían a unos $7.000. Nada ostentoso para tratarse de droga, pero en medio de un negocio de alto riesgo. La vuelta le sale bien, y continúa su vida como si nada. Lo más probable es que haya comprado un par de cosas, o pagado algunas deudas. Aunque seguramente gastó el dinero en lo que aspira toda persona a esa edad: un vehículo.

Quizá más nunca cometió un acto similar, y su perfil no se manchó por el delito de tráfico internacional de estupefacientes. El caso es que, 29 años después, en julio de este año, las autoridades del Perú dieron con el individuo y emanaron una orden de arresto internacional. Pocos meses después, la semana pasada, mientras manejaba tranquilamente por Milán, el ahora adulto de 52 años, fue arrestado en una alcabala y puesto a las órdenes de la justicia peruana, en donde podría pasar hasta 15 años de prisión. Una historia increíble, pero real. Y un ejemplo de que la justicia puede ser lenta, pero termina eventualmente llegando. 

Nota al pie: perpetua elección

Mi crítica más grande hacia la figura del referéndum revocatorio es que no te deja gobernar tranquilo. Un gobernante ha de tener el sosiego de un mandato estable (siempre y cuando no cometa ningún improperio), para adoptar las políticas adecuadas sin estar pensando en la crítica colectiva. Porque, no siempre lo correcto resulta ser lo más popular.

Lo curioso de la semana pasada es que la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirmara que Joe Biden va a presentarse a la reelección en 2024. El Presidente, que no ha cumplido ni 11 meses en el poder, le quedó gustando el Despacho Oval, anunciando de una vez su candidatura demócrata para que los demás bajen cualquier pretensión. Peligrosa actitud la de Biden cuando, cerca de sus 80 años, quieren cortarle las alas a la generación que lo debe relevar.

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