Caracas, 6 de febrero de 2022
Venezuela no se arregló, sino que se han ido creando burbujas de bienestar. Burbujas pequeñas, sobre todo en la capital. No se excluyen otras ciudades, que también han visto el progreso durante los últimos años, pero todavía existe una inmensa parte de la población que se encuentra en una situación precaria, en búsqueda de la supervivencia.
No se me malinterprete: la situación actual es mucho mejor que la de 2016, 2017 y 2018. Pero aún queda mucho por hacer, muchísimo por mejorar. La dolarización de facto ha permitido el movimiento del mercado, lo que ha logrado un respiro al comercio y un bienestar colectivo. Es una fórmula comprobada, la mano invisible funciona.
El peligro de las redes
Pero el bienestar que vemos en la capital no nos debe nublar la situación general. Una noticia la pasada semana impactó el mundo académico: pareja de profesores universitarios encontrados en su apartamento en Mérida, ella muerta de un infarto; el deshidratado. La noticia afecta y conmociona, sobre todo porque son personas con una brillante carrera, pero las redes hay que manejarlas con delicadeza.
No pasaban hambre, dijo un vecino, pese a que el Twitter conjeturó sobre el estado de desnutrición del profesor. Luego salió la nieta, a través de un video de Instagram, desmintiendo el abandono de su abuelo. Ellos no estaban abandonados ni desnutridos, dijo la nieta. De hecho, los bomberos acudieron al rescate debido a la misma familia, que reportó la situación. La situación del Profesor es estable y se encuentra acompañado de su familia. No así de la esposa, quien murió lamentablemente de un infarto.
Menosprecio a la educación
Pero la realidad sigue siendo triste: vivían de la ayuda de los hijos, puesto los salarios de jubilados no les permitía hacer mercado. Diez dólares sumaban entre ambos. Pedro José Salinas es ingeniero agrónomo. Tiene una maestría y doctorado en la Universidad de Londres y es Profesor titular de la ULA desde 1968. Además, es autor de varios libros fundamentales en la materia y ganador de diversos premios. Su perfil es impresionante, pese a que ello no le garantice una vida digna en Venezuela. Aquí, algunas cosas se habrán arreglado, pero la Academia no es una de ellas. La producción de artículos académicos es escasa, el financiamiento de la educación es prácticamente inexistente. Las Universidades públicas se caen a pedazos, mientras que las privadas subsisten haciendo malabares entre la calidad y el precio de la matrícula. Existen becas en universidades privadas, pero la investigación se hace cuesta arriba cuando sólo genera ganancia intelectual, más no económica.
Ser profesor o dedicarse a la Academia es un verdadero reto, ya que se trata de una carrera mal remunerada para la gran dedicación y esfuerzo que conlleva. Esto sin contar el importante impacto social que genera. Quizá Norteamérica sea el único sitio en donde se pague bien, a expensas de matrículas costosísimas que hacen que los estudiantes se endeuden, incluso años después de haber terminado sus estudios.
Pero en Venezuela es todo lo contrario, es el superlativo de la miseria. Lo que nos debe hacer reflexionar como sociedad. La educación es el futuro y es la base fundamental de la misma. Esto todos lo sabemos, pero las cosas siguen sin cambiar.
Nota al pie: Corona party ministerial
Existe una película, Brexit: The Uncivil War, que resulta elocuente para entender los sucesos en Reino Unido desde la llegada de Boris Johnson. Su protagonista, Benedict Cumberbatch, hace el papel de Dominic Cummings, la mente maestra detrás de la campaña del Brexit. Se ve como el alto asesor del luego Primer Ministro engaña a la población pero cumple con su objetivo. Es un gran estratega político, pero sin escrúpulos. Hábil como pocos y temible como adversario.
A Johnson no le hizo falta ver la película, pues la vivió. Y parece no haber aprendido nada de ella. Despidió a Cummings y se lo ganó de enemigo. Ahora, todas sus desgracias están siendo orquestadas bajo las sombras por su ex asesor. Lo último, a través de escándalos del “partygate”. Es decir, de las fiestas que se celebraron en el 10 de Downing Street en pleno confinamiento por la pandemia. A los enemigos hay que saber escogerlos mejor que a los amigos.
@NelsonTRangel
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