Caracas, 1 de mayo de 2022

En ciertos casos, la religión puede llegar a ser contranatural. Al menos lo es con el celibato, una imposición que tiene la iglesia católica que hace cuestionarnos su fundamento. El celibato, si bien uno de los aspectos más importantes de los paladines de la religión católica, lleva formando parte de la iglesia casi la mitad de su existencia. Fue en 1123 cuando León IX lo instaura. Y luego en 1139 cuando se confirma por medio de otro concilio. De ahí, cada cierta cantidad de siglos se ha ido reafirmando como una práctica necesaria para los clérigos. Todos los Papas se han pronunciado al respecto. Siendo el actual, Francisco, el primero que se ve abierto a una reforma, en caso de que haya un consenso por parte de las conferencias episcopales. Es un tema complejo.

Sea un acto de moderación o no, lo que genera es la pérdida de muchos obispos que son llamados por los instintos naturales de la procreación y el amor. Un caso curioso es el del español Xavier Novell, ex obispo de Solsona por más de una década, quien abandonó la túnica para casarse y tener hijos. Poco antes de esto, era recordado por sus polémicas y duras condenas, las cual señala Jordi Basté en La Vanguardia. Aquí algunas:

“Si un día yo me encuentro con una mujer que me atrae por su forma de ser, de hacer o de pensar, y suscita en mí un sentimiento de afecto conyugal, de enamoramiento, creo que lo que tendré que hacer, y haría, es no verla más”. “No estoy a favor del preservativo en ningún caso. En lo más normal, para impedir que el acto esté abierto a la vida. Y el preservativo no es el camino para vivir unas relaciones sexuales más auténticas. Para evitar enfermedades, antes que el preservativo, hay mejores caminos: por ejemplo, la castidad”.

No se puede decir que no existió cierto grado de coherencia en sus palabras. Preservativo parece no haber utilizado, pues pronto será padre. Tampoco descartó que un obispo no pudiera caer en la tentación del amor, pero falló en alejarse. En fin, la iglesia perdió a uno de sus hombres de fe por un conflicto de intereses entre una ley natural y otra terrenal. Por su parte, él prefirió abrazar el placer terrenal al espiritual. Pese a que ambos no tendrían que estar separados y bien podrían confluir en una sola persona.

Peores crímenes cometen (y muchas veces encubren) ciertos clérigos. Uno de los casos más infames fue el del Arzobispo Philip Wilson, quien encubrió durante décadas denuncias de abusos sexuales a monaguillos para proteger a la iglesia. Personas que pudieron seguir ejerciendo la túnica pese a cometer semejantes atrocidades. No como Novell quien, pese a sus controvertidos comentarios, fue capaz de abandonar su trabajo para formar una familia cristiana. Cosa que nunca debió pasar. Lo primero, no lo segundo.

Nota al pie: un monstruo en Brescia

Pocas tragedias personales son tan dignas de una película como la ocurrida hace poco en Brescia, Italia. Una pareja, de profesionales al parecer, estaba grabando una película para adultos. La temática la denominan como “hard” y creo que se debe a la violencia consensuada empleada en el film. Es decir, recrea una fantasía sexual, todo dentro de los parámetros del consentimiento y la seguridad. Al menos eso creían ambos. Resulta ser que, dentro de la indumentaria empleada, había un martillo. La mujer, atada en la cama y el hombre la golpeaba (ficticiamente) en todo el cuerpo. Hasta aquí, todo “controlado”.

Cuando se acercaba a la zona de la cara, un demonio más allá de la lujuria lo poseyó y comenzó a tomarse el papel golpeándola severamente. Luego del descontrol, la degolló, sólo por si acaso, pese a que la víctima ya había fallecido. Lo siguiente fue comprar una motosierra, duró tres días en cortar el cuerpo y limpiar la escena. Luego, un refrigerador, en donde metió los restos. Se llevó el celular y durante dos meses respondió sus mensajes para que nadie sospechara. El suceso fue en enero, hace 1 semana lo capturaron y confesó todo el delito.

El perfil es lo que más asusta: un sujeto “normal” más allá de las fantasías a las que se prestaba. Trabajaba en la banca y le gustaba mucho la fotografía. Sin antecedentes de ningún tipo, pareciera que fue poseído de momento por el personaje que interpretaba y la escena salió más real imposible.

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