Caracas, 19 de marzo de 2023
La marca de un país vende, sobre todo cuando viene consolidada como símbolo de excelencia. Uno de los mejores ejemplos es “Italia”, cuyos símbolos suelen subir el valor en la percepción de los productos cuando los acompañan. No importa qué tan diverso sea, ni qué relación distante pueda tener con lo que se pretende vender. Puede ser desde un queso, hasta una bebida energética, colocando el tricolor italiano puede garantizar un condicionamiento positivo a priori. Y muchas veces estos productos pueden carecer de calidad, pero poco importa si dice estar hecho en Italia.
Lo contrario ocurre con países cuya marca no inspire calidad. El “Made in China” es el ejemplo más popular. Si bien la mayoría de los artículos de nuestro uso cotidiano viene producido aquí, la marca se busca ocultar en vez de resaltar.
Suiza es otro país que sabe vender su marca. Sus productos son sinónimo de excelencia y no sólo aquellos costosos. De ejemplo tenemos a sus relojes, que pueden ser económicos como un Swatch y funcionan con una precisión admirable. Sus quesos y chocolates también. Existiendo una gama para cada bolsillo y garantizando que todos sean sinónimo de excelencia.
Pero un país consciente de su marca ha de cuidar la misma. Las complejas leyes proteccionistas de Suiza han logrado que la marca de chocolates Toblerone tenga que editar su logo. El mismo, que contiene desde hace más de un siglo el icónico monte Cervino -que está en Suiza-, ha decidido mudar su producción a Eslovaquia. De esta manera, el país helvético prohíbe que sus símbolos sean empleados si no se puede monitorear desde casa la calidad.
Más quesos que en Suiza
Debido a las casi inexistentes exportaciones, es probable que el único producto venezolano con fama mundial sea el petróleo. Si bien hay un intento de exportación de la marca Venezuela -a través, sobre todo, de sus productos Polar- este fenómeno se está experimentando por medio de la migración. Son los venezolanos quienes, mudándose de país, han ido evangelizando a las poblaciones locales. Esta práctica no es extraña y ha sido exitosa en el pasado. Solo por mencionar un ejemplo tenemos a la Moka, una célebre inventada por Bialetti que se hizo universal gracias a la migración italiana que viajaba con la cafetera en la maleta. Hoy en día existe en todos los países y de distintas marcas. Quedando en el olvido su creador, pero sí siendo un representante de la marca Italia.
Venezuela tiene un gran trabajo por delante. Los pocos productos que producimos siempre han gozado de calidad y prestigio. Los quesos son emblema de ello. Siendo el segundo país de Latinoamérica con más variedad (solo por detrás de Argentina) y con más tipos incluso que Suiza. Pese a ello, el consumo es sobre todo local y en el exterior nuestros quesos no pueden competir en fama con los suizos, franceses, españoles o italianos.
Poco a poco se va construyendo una marca país. Ahora toca destronar al petróleo y darle protagonismo a los demás rubros que una vez nos hicieron famosos, y quedaron desplazados.
Nota al pie: Reinventándose
Ser profesor nunca ha sido una carrera onerosa. Y esto no sólo en Venezuela, sino en todas partes. Muchos docentes deben de reinventarse para sobrevivir y un caso curioso es el de Ruggero Freddi, profesor de ingeniería de La Sapienza, en Roma, que además desempeñaba el papel de porno star. La Universidad, al enterarse, culminó su contrato y al parecer no quería pagarle. Fue a tribunales y ganó su causa. Ahora, vendrá compensado por las 50 horas de clase que dio y que fueron interrumpidas y no remuneradas.
Freddi no desempeñaba ambas labores de manera simultánea. Su paso por las películas de adulto había quedado en el pasado y estaba dedicándose a la enseñanza. Seguramente sospechó que su pasado podría salpicarle, por lo que empleaba un pseudónimo. Cosa que no fue suficiente para ocultar su identidad y quizá hubiese bastado un novedoso filtro de tiktok para cambiarse la cara.
@NelsonTRangel
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